Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron los efectos de una única sesión de ejercicio tras estudiar la consolidación de la memoria y la memoria a largo plazo (mediante imágenes de resonancia magnética) con un grupo de 72 voluntarios que aprendieron 90 asociaciones de imágenes y localizaciones durante 40 minutos antes de dividirlos en tres grupos de ejercicio distintos (con 35 minutos de bicicleta con intensidad máxima del 80% de frecuencia cardíaca) para el experimento: el primero, hizo ejercicio inmediatamente después del aprendizaje; el segundo, cuatro horas más tarde; por último, el tercer grupo no realizó ningún tipo de ejercicio, como grupo de control.
“Los resultados demuestran que podemos mejorar la consolidación de la memoria por la práctica de deportes después del aprendizaje”, afirma Guillén Fernández, líder del estudio.
Los resultados revelaron que los que hicieron ejercicio cuatro horas después de la sesión de aprendizaje mantuvieron o atesoraron mejor la información 48 horas después, en comparación con los que hicieron ejercicio inmediatamente o los que no realizaron ejercicio físico.
Según los expertos, el ejercicio “debidamente programado puede mejorar la memoria a largo plazo, lo que resalta el potencial del deporte como intervención en los centros educativos y clínicos. Se requiere -de todas formas- más investigación para optimizar el mejor ciclo de estudio y ejercicio, y para entender cómo se pueden beneficiar más los recuerdos”, aclara Fernández.
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