No es fácil ser padres, muchas veces hemos tenido un mal día en la oficina y lo único que deseamos es llegar a casa, tirar el maletín y olvidarnos de que existen la humanidad y los problemas, sin embargo, solemos olvidar que la paternidad y la maternidad es siempre una extensión de las horas laborales.
Es cierto, tener dos trabajos puede llevarnos al borde de la locura, pero nuestros hijos no tomaron la decisión de ser traídos al mundo, así que es nuestra responsabilidad asumir la presión. Estos tres trucos te ayudarán a no volverles a gritar nunca más.
1. Establece cuáles son las situaciones que te hacen perder el control:
Si es que acaso odiamos el volumen de la música o los malos resultados académicos, hemos de estar mentalmente preparados para afrontar una situación que afecta negativamente nuestro ánimo. Esta preparación mental, nos permitirá reaccionar de una forma más razonable frente a la sorpresa que podemos llevarnos por parte de nuestro hijo.
2. Son tus hijos, no tus sucesores, ten expectativas razonables:
Es cierto que nos enorgullecemos de ellos, pero meterlos en clase de fútbol, karate, piano o balet, no garantiza que ellos deban tener talento para estas disciplinas. No debemos cargar sobre los hombros de nuestros hijos las frustraciones de nuestra propia infancia.
3. Cuenta hasta 10:
También fuimos exasperantes a su edad, la energía física y la curiosidad que tiene un niño muchas veces llega a volvernos locos, sin embargo, si te das un tiempo para pensar que nuestros padres enfrentaron exactamente la misma situación y gracias a su paciencia somos los que somos hoy en día, sabrás que tienes el control de la situación.
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