La educación de nuestros niños ha sido una reflexión en la mente de filósofos por siglos y milenios, con la idea de siempre criar y educar a las mejores personas posibles y así evitar que haya mal en la sociedad.
Una de las filósofas y pedagogas más influyentes en el siglo XX fue María Montessori, la influencia de la italiana va más allá a dejar que los niños jueguen felizmente. Con una atención fundamental en la libertad, dignidad, exploración y un ambiente amoroso, realizó una pedagogía vigente hasta nuestros días.
Entre sus escritos también dejó una serie de “mandamientos” o recomendaciones para los padres, recomendaciones que pudieran parecer obvias pero en momentos se nos olvida. Aquí les dejamos solamente algunas y esperamos que las recuerden bien:
Concéntrate en el desarrollo de lo bueno del niño de forma que no quede lugar para lo malo.
Los niños aprenden de todo lo que los rodea.
Si le muestras hostilidad, él aprenderá a pelear.
Si lo criticas mucho, él aprenderá a juzgar
Si lo elogias, él aprenderá a valorar.
Si eres justo con él, él aprenderá a ser justo.
Si sus ideas son aceptadas, él se sentirá bien consigo mismo.
Si se le ridiculiza, él se sentirá inseguro de sí mismo.
Si se le denigra con frecuencia, sentirá una malsana culpa.
Si se es condescendiente, él aprenderá a ser paciente.
Si se le motiva en lo que hace, ganará seguridad en sí mismo.
Si el niño vive en una atmósfera amigable y se siente necesario, aprenderá a encontrar amor en el mundo.
Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Lo corregirá ahora o quizá después.
Cuando te dirijas a tu hijo, hazlo siempre de la mejor manera. Dale lo mejor de ti.
Escucha siempre a tu hijo y responde cuando él se acerque con una pregunta o un comentario.
No hables mal de tu niño cuando esté cerca, tampoco cuando no lo esté.
Debes estar dispuesto a ayudar si tu niño busca algo, pero también a pasar desapercibido si él ya encontró lo que buscaba.
Ayuda al niño a asimilar lo que antes no había podido asimilar. Llena su mundo y su alrededor con cuidado, discreción y amor.
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